El pepiniano Óscar López Rivera: el preso político con condena más larga en Estados Unidos

oscar1981-2014

Imagínese viviendo encerrado sin poder ver crecer a sus hijos y nietos ni sin poder disfrutar de las actividades de su familia por el único “pecado” de defender y luchar por el ideal que profesa. Esta es la triste realidad del prisionero político Óscar López Rivera.

Cuando todavía este pepiniano (n. en 1943) era adolescente, su familia se trasladó a Estados Unidos. Ya adaptado a su nueva realidad y a su nuevo hogar en Chicago, aprendió a hablar inglés, lo cual le permitió hacer labor comunitaria a favor de sus compatriotas maltratados por el racismo y la pobreza. Más tarde fue reclutado por el Ejército y enviado a la Guerra de Vietnam. Y fue precisamente su experiencia en aquella lejana e inhóspita tierra asíatica donde comenzó a entender el significado de ser puertorriqueño en Estados Unidos y la necesidad de todo emigrante de procurar y mantener su identidad. Mientras tanto, la valentía que demostró en el campo de batalla le valió ser condecorado con una Estrella de Bronce.

Cuando regresó a la vida civil en 1967, continuó luchando contra del racismo y las miserables condiciones en que vivían sus compatriotas. Ante la palpable indiferencia de los políticos y las agencias gubernamentales al dolor de su gente decidió buscar otras herramientas para su lucha. Entonces se vinculó al grupo clandestino Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), pero respetando en todo momento la condición humana. Fue arrestado el 29 de mayo de 1981, acusándosele de conspiración sediciosa: o sea, tramar el derrocamiento por la fuerza de la autoridad de Estados Unidos sobre Puerto Rico. Fue condenado a 55 años de presidio, que aún cumple en una prisión de Marion, Illinois. A dicha pena se le agregaron otros quince años, para un total de 70, pues se le imputó intento de fuga. Sentencia desproporcionada al compararse a las impuestas a los delincuentes que han cometido los crímenes más horrendos en la Nación.

En 1999, el entonces presidente norteamericano William Jefferson Blythe «Bill» Clinton le otorgó clemencia a una docena de independentistas puertorriqueños vinculados a la Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) y Los Macheteros.

La concedida a López Rivera fue condicionada a que cumpliera otros diez años de prisión, que se hubiesen cumplido en octubre de 2009. Sin embargo, él rechazó la oferta de Clinton debido a que en la misma no se incluyeron a otros correligionarios como Carlos Alberto Torres, quien sería liberado en julio de 2010.

Líderes de todas las ideologías políticas se han unido a la lucha por su excarcelación

El 18 de febrero del presente año, la Junta Federal de Libertad Bajo Palabra le negó la libertad condicionada. La injusta decisión estuvo en manos de los cuatro comisionados: Isaac Fulwood – presidente de la Junta –, Cranston J. Mitchell, Patricia Cushwa y Patricia Wilson Smoot. Tres de ellos (excepto Cushwa) fueron nombrados por el actual mandatario Barack Obama. La JFLBP resolvió que nuestro compatriota debe esperar quince años más para volver a peticionar su libertad o extinguir su sentencia. Lo que ocurra primero.

Es necesario señalar que varios líderes políticos boricuas, incluso de otras ideologías, se han unido al reclamo por la liberación de Óscar López Rivera. Podemos mencionar, entre otros, a Rubén Berríos Martínez (ex presidente del Partido Independentista Puertorriqueño); Aníbal Acevedo Vilٕá (ex gobernador de Puerto Rico y alto líder del Partido Popular Democratico); Luis Gutiérrez Olmeda, los tres congresistas de origen puertorriqueño: José Enrique Serrano y Nydia Margarita Velásquez (congresistas puertorriqueños) y al estadista Pedro Pierluisi Urrutia (Comisionado Residente en Washington).

Recientemente, al ser entrevistado para un diario nacional, Pierluisi expresó lo siguiente:

“No veo cómo se pueden justificar doce años más de confinamiento después de estar prácticamente 30 años en prisión y de que los demás que fueron imputados por la misma conducta ya estén en la libre comunidad. Me parece un castigo excesivo”.

KooltourActiva entrevistó desde la cárcel a Óscar. Durante nuestra plática él nos relata cómo son sus días de confinamiento, cuáles son sus ilusiones, cómo aprendió a pintar y qué desea hacer tan pronto recupere su libertad.

KA: ¿Cómo recuerda a su pueblo, San Sebastián del Pepino?

“El Pepino de mi niñez era bastante pequeño. Porque me crié en el campo. Mis recuerdos son los de un municipio bastante bucólico. Estuve sin regresar a Puerto Rico por más de una década. Tendría unos 25 años de edad y encontré a Pepino bien cambiado. Desde mi última visita han pasado más de 35 años. Así que no me puedo imaginar cómo es hoy”.

KA: ¿Extraña algo en particular de cuando vivía en Puerto Rico?

“Lo más que extraño de mi patria es la gente, los sonidos y todo el  medioambiente”.

KA: ¿Si le dieran la oportunidad de cambiar algo de su vida, qué cambiaría?

“La vida no se puede cambiar. Es lo que se ha experimentado. Y como he tenido la dicha de experimentar tantas cosas, especialmente difíciles y de grande desafíos, no cambiaría nada”.

KA: ¿Antes de estar en la cárcel, ¿pintaba? 

“Antes de entrar a la cárcel, el tiempo no me dada para cumplir todas las tareas relacionadas con la justa y noble causa que escogí servir. No fue hasta que ingresé a la prisión que hice tiempo para aprender a pintar”.

KA: ¿Se mantiene al tanto de lo que ocurre en la Isla? 

“Recibo información de lo que sucede en Puerto Rico. Pero no tengo acceso a toda la necesaria como para analizar bien lo que está pasando. Cuando uno no está insertado en una dinámica particular sólo puede ser observador y, en mi caso, ni siquiera eso puedo hacer. Recibo información, aunque limitada. No la que necesitaría para tener una buena apreciación de la realidad puertorriqueña”.

 KA: ¿Cómo transcurren sus días en cárcel? 

“Al levantarme hago ejercicios de estiramiento y completo una rutina que vengo practicando desde que estoy preso. Leo periódicos y todo el material que pasa por mis manos. A veces leo novelas de ficción que estén bien escritas. Escribo cartas y trato de dedicarle todo el tiempo que puedo al arte. Una vez a la semana doy una clase de Dibujo. Y saco algún ratito para compartir con otros presos boricuas o con aquellos que desean dialogar sobre política. Preparo mi desayuno y, muchas veces, mi cena. Lavo mi ropa y la plancho. Casi nunca puedo completar en el día todas las cosas que tengo en mí agenda. Estoy activo por más de 16 horas diarias. Por la noche oigo música para relajarme”.

KA: ¿Ha tenido comunicación con Carlos Alberto, luego de que éste saliera de la cárcel?

“No he podido hablar con el compañero Carlos. A él se le prohíbe tener contacto conmigo”.

KA: ¿Qué opina sobre la política?

“En todos los partidos hay líderes buenos. Como, por ejemplo, Pedro Pierluissi, quien puede transcender su ideología y sus creencias para ser solidario con causas justas. Ello nos ilustra que podemos trabajar unidos alrededor de asuntos que sirvan para hacer de Puerto Rico y del resto mundo sitios más justos y mucho mejores. Vivo profundamente agradecido de todas las personas que se han solidarizado con la lucha por mi excarcelación. Especialmente, de los que no son independentistas”.

KA: ¿Qué sería lo primero que haría cuando esté libre?

“Quizás lo primero que haría sería visitar el cementerio donde están enterrados mis seres queridos que murieron mientras yo estuve preso”.

KA: ¿Cuál ha sido la mayor enseñanza obtenida de estos años en prisión?

“La mayor enseñanza ha sido el logro de poder dar al traste con los retos que he enfrentado y el descubrimiento que aún en un sitio tan tóxico y deshumanizante como es la prisión se puede experimentar vida, porque el ser humano no deja ser creativo. También, poder ver a presos superándose y luchando por ser mejores seres humanos”.

KA: Finalmente, un mensaje para los jóvenes:

“La vida es una lucha constante. Si pretendemos vivir tenemos que luchar. Podemos lograr un mundo mejor y más justo si nos atrevemos a lucharlo. Todo problema creado por el hombre tiene solución. Sólo hay que buscarla. Tenemos que llenar nuestro corazón de compasión y amor. Atrévanse a nunca darle la espalda a ninguna injusticia cueste lo que cuente enfrentarla. Atrévanse a ser buenos ciudadanos y a vivir en armonía con nosotros mismos y con todo lo que representa y hace posible la vida. Atrévanse a disfrutar de todo lo bueno que nos ofrece. Y echar pa’lante con valor y esperanza”.

Por: Rosa Rebecca Aymat López.  R.R.A.L. / KTA – Abril de 2011. 

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